martes, 14 de mayo de 2013

¿EXISTEN O NO EMOCIONES EN LOS ANIMALES?

¿EXISTEN O NO EMOCIONES EN LOS ANIMALES?
MVZ MC Claudia Edwards Patiño2
MVZ MC Sandra Hernández Méndez1
Dra. Beatriz Vanda Cantón 3

RESUMEN
El hablar de emociones en los animales presenta cierto resquemor incluso en algunos médicos veterinarios, debido mayoritariamente al temor de antropomorfizar a los animales. Pero hoy en día se ha podido demostrar que los humanos y los animales tenemos las misma estructuras y funciones neurológicas, por lo que las diferencias no son cuantitativas sino cualitativas, por que los animales son capaces de sentir emociones.
Palabras clave: Emociones, animales

INTRODUCCIÓN
Antes de discutir si existen emociones en los animales es importante determinar a que se refiere el término de emoción. Ante esta pregunta han surgido varias posibles repuestas teóricas las cuales afirman lo siguiente:
1.- Las emociones son fenómenos multidimencionales,
2.- Son estados afectivos subjetivos,
3.- Son respuestas biológicas y fisiológicas que preparan al cuerpo para la acción adaptativa1.
Como se puede observar las definiciones son muy distantes entre ellas unas no nos dicen nada en realidad, otras son difíciles de comprobar y existen las definiciones más biológicas, pero hasta que no se comprenda como interactúan los diferentes aspectos de la emoción no habrá una definición.
Las emociones están compuestas por cuatro aspectos: Uno Subjetivo, tiene que ver con los procesos cognitivos y dan lugar a los sentimientos; el Biológico, que tiene una función evolutiva; el Fisiológico donde el principal involucrado es el sistema nervioso autónomo y las hormonas; y el componente Social que tiene un aspecto funcional, es decir el del propósito y un aspecto expresivo, que es el conductual1
1Académico del Depto. De Etología, Fauna Silvestre y Animales de Laboratorio FMVZ – UNAM. 56-22-59-41 ó 42 sahm30@hotmail.com
2Académico Depto. De Etología, Fauna Silvestre y Animales de Laboratorio y Depto. De Medicina, Cirugía y Zootecnia para Pequeñas Especies. FMVZ – UNAM. 56-22-59-41 ó 42 cedwardsp@yahoo.com.mx
3Académico del Depto. de Patología de la FMVZ-UNAM 56 22 59 41 0 42 daktari@servidor.unam.mx
Las emociones tienen un origen a nivel de sistema nervioso central (SNC), que no podrán entenderse en su totalidad si no se toma en consideración los aspectos fisiológicos que las controlan y las desencadenan1, su función biológica2,3,4, la neuroquímica5, y las conexiones neurales involucradas en su activación a nivel de SNC6, 7. Por lo tanto el estado emocional de un individuo es el resultado de la interacción entre la actividad fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación. Las cogniciones emocionales determinan el tipo de emoción que se tienen, mientras que la actividad determina la intensidad1.
Lo presentado anteriormente no sólo aplica para los seres humanos ya que las investigaciones del desarrollo evolutivo del sistema nervioso diseñadas para entender la fisiología a nivel de SNC, los estudios farmacológicos y quirúrgicos se han hecho por medio de estudios comparado de los sistemas nerviosos de animales de distintos tipos o phylums contra la de los humanos, y esto ha sido posible a que se acepta la tesis de la “continuidad evolutiva”. La genética y las ciencias morfológicas han demostrado que existe una continuidad filogenética entre todas las especies de vertebrados, incluyendo la nuestra; así que existen similitudes funcionales entre nuestros órganos y los del resto de los animales del subphylum vertebrata al que pertenecemos8. Y si existen similitudes entre nuestras funciones biológicas y fisiológicas, ¿por qué no suponer que existen similitudes entre humanos y animales de tipo cognoscitivas, de conciencia y por lo tanto de emociones?
Esta pregunta tiene un argumento de tipo histórico, El filosofo Descartes (1596-1650), presentó una teoría de la mente humana y de las diferencias entre los humanos y de las especies animales. La posición de Descartes es conocida como el dualismo entre el Cuerpo-Mente, él aseguró que el comportamiento animal es controlado por procesos de respuesta automática o reflejos, y el comportamiento humano es voluntario o deseado; la respuesta voluntaria proviene de la mente o del alma y ésta le da la capacidad de flexibilidad de respuesta, en diferentes situaciones a un individuo. Como en su definición los animales son simplemente máquinas, no poseen mente y por lo tanto son incapaces de pensar y de tener acciones voluntarias9.
Con las teorías de evolución de Charles Darwin (1809-1882), las ideas de Descartes tuvieron un tambaleo importante. En su teoría de la evolución por selección natural, Darwin sugirió que las especies evolucionaron de otras especies por un proceso de selección, las variaciones genéticas de un organismo que promueve su supervivencia perduran al ser transmitidas a sus descendientes y luego entonces pueden ser transmitidas a una población. Dos importantes implicaciones se dieron como resultado de la teoría de Darwin que fueron retomadas por Donald Griffin, la primera fue que se puede insinuar paralelismo entre las características morfológicas entre las características de humanos y animales, y la segunda se refiere al paralelismo entre los procesos mentales y el comportamiento entre especies, ya que poseemos las mismas estructuras a nivel
de SNC con las mismas funciones y los mismos procesos neurofísicos y neuroquímicos responsables del desarrollo de emociones9.
Griffin señaló además que el hecho que se observen conductas complejas en animales que envuelven su capacidad de comunicarse, de resolver problemas y la utilización de herramientas, implican la utilización de conciencia9. Durante mucho tiempo se ha sostenido que la conciencia ha promovido la supervivencia de los humanos ya que permite anticipar las consecuencias de sus acciones, entonces la conciencia puede igualmente promover la supervivencia de otras especies9.
El conjunto de estructuras que se conocen como sistema límbico, tienen gran importancia en el origen y el control de las emociones. Sus principales componentes son el tálamo, el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala, en el siguiente cuadro se puede observar la localización y función de algunas de las estructuras del sistema límbico involucradas en las emociones10,11,12:
Región del encéfalo
Estructura
Función

TELENCÉFALO:
Amígdalas
Miedo, agresión, identificación del peligro, afectos y memoria emocional
Hipocampo
Memoria a largo plazo, representación del espacio que los rodea
Cíngulo
Estado de ánimo. Conduce información asociativa entre todos los lóbulos y el hipocampo.
Circunvolución del cíngulo
Reacción emocional ante el dolor. Relaciona estímulos sensoriales con recuerdos de emociones agradables.

DIENCÉFALO:
Tálamo
Percepción consciente y localización del dolor.
Regulación de conducta emocional.
Funciones de integración.
Hipotálamo
Regulación hormonal, hambre, sed, impulso sexual, expresión de emociones.

ALGUNAS EMOCIONES BÁSICAS EN LOS ANIMALES
Sufrimiento:
Es un estado mental que requiere de la conciencia13. Puede surgir como resultado de dolor físico, emocional o por estrés, a los que el individuo no logra adaptarse, y por lo tanto, refleja un bajo nivel de bienestar. Cuando se presenta en un grado extremo, o el animal no logra superarlo, puede inducir en él, desesperación o “pérdida de la esperanza” 14.
Muchos dicen que el sufrimiento animal es distinto al del humano, porque es a corto plazo; argumentando que los demás animales no pueden anticipar el futuro ni hacer planes a largo plazo, como lo hace nuestra especie. Si este argumento es cierto, no haría más que apoyar el supuesto contrario, es decir, que los animales pueden tener un sufrimiento aún más intenso que los humanos, ya que si no pueden tener la habilidad de anticipar cuando va a cesar el estímulo o la situación que les causa malestar, dolor o miedo, –porque es un evento nuevo y desconocido para ellos–, esto no hará más que aumentar su ansiedad, y con ello, su sufrimiento15.
Miedo:
Es una respuesta emocional ante un peligro actual o potencial, que es reconocido en forma consciente. Involucra una serie de eventos complejos en el cerebro, así como de un proceso cognitivo, ya que requiere que el estímulo sea analizado y comparado con estímulos y experiencias anteriores, almacenados en la memoria.
El miedo se considera una emoción más primaria y básica que el dolor, y puede inducir respuestas de aversión que sobrepasan a las del dolor, ya que ésta función ayuda al individuo a sobrevivir al escapar de un peligro potencial, también puede desencadenar una respuesta activa del tipo de la agresión, cuando la alternativa de huir es imposible y el animal no ha logrado ahuyentar al agente que le está provocando miedo, no le queda más que el recurso de enfrentarse a él16,17.
Ansiedad:
Es una emoción de excitación o aprehensión, que depende de la habilidad para predecir un riesgo futuro, basado en estímulos recientes y en experiencias previas. Los eventos quedan almacenados y pueden ser evocados, activando los sistemas emocionales en el individuo. La ansiedad probablemente aumenta la respuesta ante una situación de riesgo; sin embargo, cuando esta ansiedad es innecesaria, puede ser desventajosa e incluso lastimar al individuo18.
Frustración:
Sucede cuando los animales se enfrentan a un conflicto que a pesar de sus intentos no pueden resolver, o cuando no logran alcanzar un objetivo, ya sea por ausencia de un estímulo clave o por la presencia de una barrera física o social, que impiden que puedan expresar una determinada conducta. Ésta puede dañarlos induciendo a la presentación de problemas de comportamiento como automutilaciones o estereotipias16.

CONCLUSIONES
La idea de que los animales no tienen emociones es una idea arcaica que se vienen arrastrando desde la época de Descartes, así pues como se demostró durante el desarrollo del presente trabajo los animales vertebrados tienen todas las estructuras cerebrales y la fisiología para poder desarrollar emociones, incluso tienen todas las estructuras y la fisiología para demostrarlas, aunque no de una manera verbal, si de una manera conductual que es claramente apreciable al observar a un animal. Incluso los estudios que se desarrollan actualmente sobre la neurofisiología de las emociones en humanos se realizan en modelos animales.
Por lo tanto podemos afirmar que los animales son capaces de sentir emociones.

domingo, 12 de mayo de 2013

FILOSOFÍA E HISTORIA DE LAS CIENCIAS Y LA TECNOLOGÍA

FILOSOFÍA E HISTORIA DE LAS CIENCIAS Y LA TECNOLOGÍA
La Persistencia de la Memoria
Salvador Dalí

viernes, 16 de noviembre de 2012

El paralelismo en la psicología: Darwin psicólogo.


Por José Antonio Gómez Di Vincenzo
Además de revolucionar la biología, Darwin también incursionó en la psicología. Trece años después  de haber expuesto su famosa Teoría de la Evolución por Selección Natural en El Origen de las Especies y un año después de ofrecer una explicación de la evolución del ser humano en el Origen del Hombre; concretamente, en 1872, Charles Darwin (1809 – 1882) publicó su principal contribución a la psicología moderna, en especial a la psicología del lenguaje, La Expresión de las Emociones en el Hombre y Animales. En este trabajo, el famoso naturista inglés analiza el modo en que los seres humanos y los animales (sobre todo pájaros y mamíferos pequeños) transmiten emociones. Darwin lleva aquí su teoría de la evolución al campo de la experiencia consciente.
Darwin estudió cuestiones tales como el enfrentamiento entre dos animales por el alimento. Un caso paradigmático es el de dos perros peleando por un hueso. Si uno de ellos está a punto de atacar al otro, o simplemente, por quitarle el hueso, esta acción provoca reacciones violentas en el perro agredido. Existiría, entonces, una serie de actitudes que expresan la actitud emocional del perro. Según el naturalista inglés, este tipo de análisis puede trasladarse fácilmente a la expresión humana de la emoción. Veamos cómo.
Para estudiar las emociones, Darwin se centró en el estudio de los rostros de las personas puesto que es allí donde mejor se expresan las emociones humanas. Con los gestos, según el científico inglés, transmitimos mensajes. Como era de esperar, el inteligente investigador empleó como ejemplares a quienes mejor expresan emociones en el mundo de los humanos, los actores de teatro, cuyo oficio exige el dominio de los músculos del rostro para transmitir estados emocionales con claridad a un público atento.
De lo que se trataba era de determinar qué valor podían tener los cambios operados en el rostro del actor. Por ejemplo, la forma en que la sangre inunda las mejillas cuando aparece la timidez, el cuello en ante la cólera, qué ocurría en el caso del miedo o el terror.  En todas esas emociones, Darwin detectó mutaciones en el modo en que circula la sangre en el rostro. Todos estos cambios tienen un importante valor para su estudio, dado que representan cambios en la circulación de la sangre durante los actos que expresan emociones. De allí, que era posible dar cuenta de un paralelismo entre lo que ocurre orgánicamente (cambios en la circulación de la sangre en la cabeza y particularmente en el rostro del actor) y en la conciencia  (emocionalmente).
Por otra parte, es fácil notar que en muchos de nuestros actos de hostilidad, cuando se analizan las actitudes en el rostro de quien los experimenta, se parecen a las que exhiben los animales. Esta actitud, más bien dicho, el gesto, según Darwin, persistiría aún cuando ha desparecido el valor del acto mismo. Es decir, los seres humanos ya no peleamos por huesos y sin embargo, a veces, mostramos los dientes.
Darwin se avocó a estudiar gestos agresivos como indicadores de emociones suponiendo que el gesto tiene la función de expresar precisamente las emociones humanas. Juzgaba allí una actitud presente en la experiencia con animales que se extendía al animal hombre. La evolución había hecho que esos gestos perdiesen el valor que tenían en actos originales (por ejemplo cuando, como homínidos, peleábamos por alimento) y, no obstante, dichos gestos habrían sobrevivido de algún modo para ser aplicados a funciones valiosas como la de expresar emociones.
Como otros psicólogos de su época, Darwin creía firmemente que los actos de un ser humano (comprobables empíricamente) aportaban informaciones a otros individuos de su especie. Los actos observados dan cuenta de algo del espíritu del individuo, son medios para transmitir un mensaje, una forma de comunicación.
El enfoque darwiniano ha sido duramente criticado desde otros espacios dentro del campo de la psicología moderna y contemporánea. En efecto, resulta imposible suponer que los animales inferiores estudiados por Darwin se proponen expresar emociones y menos hacerlo para beneficio de otros individuos de su especie. No pueden enfocarse estos gestos como la expresión de un contenido en la conciencia.
En el caso del actor estudiado por el propio Darwin, la cuestión es muy distinta. El actor se propone expresar una emoción, por ejemplo, un enojo. Podrá, sin duda, hacerlo mediante una transformación en el rostro. De este modo, podrá traducir al público presente en la sala la emoción que quiere transmitir el personaje. Sin embargo, nuestro actor no estará expresando su propia emoción sino dando cuenta de la presencia de cólera. Si es un gran actor hasta puede hacerlo mejor que una persona verdaderamente encolerizada.
Como lo demuestra genialmente el gran psicólogo social estadounidense, George Mead (1863 – 1931) en un pasaje de su excelente trabajo titulado Espíritu, Persona y Sociedad, lo que tenemos es que los gestos sirven para expresar las emociones pero no podemos concebir que surgiesen como tales y que como tales hayan surgido para provocar un lenguaje a fin de expresarlas.
La psicología de Darwin partía del presupuesto de que la emoción era un estado psicológico, un estado de la conciencia, y que ciertos movimientos gestuales podían dar cuenta de su presencia. En otras palabras, desde el punto de vista metafísico presuponía la conciencia como algo distinto del organismo biológico. Así un estado consciente x (una emoción, por ejemplo la ira) debía ser expresado por el gesto o por una actitud. Debía ser expresado y reconocido por otro individuo gracias al medio de expresión.
Según Mead, no es posible probar la existencia previa de la conciencia como algo que provoque una conducta por parte del organismo y que pueda hacer surgir una reacción adaptativa por parte de otro organismo sin depender ella misma de tal conducta. Más bien lo que tenemos es que la conciencia es un emergente de tal conducta. La conciencia está lejos de ser una precondición de los gestos, actitudes y actos sociales; más bien son estos su precondición. Dicho de otro modo, de la interacción social surge la necesidad de expresarnos con gesto o actitudes y de allí, la conciencia como conciencia social. En consecuencia no puede afirmarse la existencia de una conciencia previa e independiente de los individuos que interactúan en sociedad.

EL ALTRUISMO DE LOS ANIMALES

El altruismo de los animales


A menudo se considera al altruismo como una cualidad exclusiva de los seres humanos. Muchos propietarios de un animal que tiene una alta inteligencia, como por ejemplo un perro, un gato o un pájaro, no están de acuerdo con esa idea de que sólo la especie humana puede tener los sentimientos que impulsan a la conducta altruista.

Más allá de los casos clásicos de animales salvando la vida a humanos y protagonizados por los animales domésticos más comunes pero también por delfines, elefantes y hasta gorilas, crece el número de estudios científicos que demuestran la existencia de altruismo en otras especies animales.

Ya se ha demostrado, por ejemplo, que los chimpancés tienen una inclinación natural hacia el comportamiento prosocial. El hallazgo, del que ya hablamos tiempo atrás desde NCYT, contradice las conclusiones de estudios anteriores que describían a los chimpancés como reacios a comportarse de modo altruista, y que llevaron a creer que el altruismo humano surgió como una rareza evolutiva y sólo en los últimos seis millones de años, después de que los seres humanos se separaran evolutivamente de los simios.

Incluso los reptiles pueden ser altruistas. Por ejemplo, se sabe de al menos una especie común de lagartijas que muestra comportamientos altruistas en algunos de sus individuos, los cuales, sin tener parentesco y pese a ser del mismo sexo, forman pequeñas sociedades cooperativas, a menudo de sólo dos individuos, para proteger sus territorios. Estas sociedades suelen ser mutuamente beneficiosas, permitiendo a ambos amigos engendrar más crías de las que podrían si actuasen por separado. Bajo ciertas circunstancias, sin embargo, un macho en el dúo de machos puede llegar a engendrar pocas crías o ninguna como resultado de proteger a su socio de las violentas incursiones de otros machos de la misma especie, más agresivos y sin lazos de amistad con ellos. Este tipo de cooperación, en la cual un individuo puede llegar a soportar todos los costos mientras que otro individuo no emparentado recibe los beneficios, se llama "altruismo verdadero." 

El caso más nuevo de altruismo animal tiene como protagonistas a roedores. Y es también uno de los más contundentes. En experimentos con ratas de laboratorio, se comprobó recientemente la existencia de conducta altruista basada en la empatía. Estos animales liberaban, en reiteradas ocasiones, a un compañero sin más lazos que la convivencia mutua, de un tubo en el que estaba encerrado.

Los resultados de esta última investigación colocan el origen del comportamiento altruista prosocial en un punto más antiguo de lo que se creía en el árbol genealógico evolutivo. 

Hay muchos textos en la literatura científica que respaldan la idea de que la empatía no es exclusiva de los seres humanos, y se ha demostrado también en simios, pero en los roedores no estaba muy clara, hasta ahora, la existencia de altruismo basado en la empatía. El equipo de los psicólogos Jean Decety, Inbal Ben-Ami Bartal y Peggy Mason, de la Universidad de Chicago, ha verificado, en una serie de experimentos, que los roedores deciden ayudar a sus congéneres, movidos por su empatía.

[Img #6788]
Momento de uno de los experimentos. Foto: Inbal Ben-Ami Bartal.

En los experimentos, dos roedores que habían vivido juntos (en una jaula acogedora que les servía de vivienda en el laboratorio) y que por tanto se conocían, eran sometidos a situaciones muy distintas: Uno era colocado en un tubo cerrado, del que sólo se podía salir por una puerta que sólo se podía abrir desde fuera. El segundo vagaba libre en la vivienda, pudiendo circular alrededor del tubo cerrado, siendo capaz de ver y escuchar a su compañero atrapado, pero sin estar obligado a ayudarle.

Los investigadores observaron que el cobaya libre actuaba más agitadamente cuando su compañero estaba atrapado dentro del tubo, en comparación con su actividad cuando el tubo estaba vacío. Esta respuesta ofrece evidencia de un "contagio emocional", un fenómeno frecuentemente observado en humanos y animales, en el que un individuo comparte el miedo, la angustia o incluso, hasta cierto punto, el dolor, sufridos por otro sujeto.

Mientras que el contagio emocional es la forma más simple de empatía, las acciones posteriores de los roedores claramente constituyen conductas de ayuda activa, una expresión mucho más compleja de la empatía. Después de varias sesiones diarias de encierro en el tubo, el cobaya libre aprendió a abrir la puerta del tubo para liberar a su compañero. Aunque lo hacía con lentitud al principio, una vez que el roedor descubría la forma de liberar a su compañero, entraba en acción casi inmediatamente cada vez que éste era encerrado en el tubo.

Es importante aclarar que los investigadores no adiestraron a los roedores para que aprendieran a abrir la puerta del tubo. Éstos lo aprendieron por su propia cuenta, motivados por sus impulsos internos de buscar un modo de liberar a su compañero.

[Img #6789]
De izquierda a derecha: Jean Decety, Inbal Ben-Ami Bartal y Peggy Mason: Foto: Megan E. Doherty.
Para descartar que motivaciones distintas a las asociadas a la empatía fuesen las que estuvieran impulsando en el cobaya el deseo de liberar a su compañero, los investigadores realizaron más experimentos. Cuando un roedor de juguete fue colocado en el tubo, el cobaya libre no abrió la puerta. En otros casos, con su amigo encerrado, cuando abría la puerta del tubo, su compañero quedaba libre pero en un compartimento separado de la "vivienda", pese a lo cual el cobaya libre siguió abriendo la puerta cada vez su amigo quedaba encerrado, lo cual excluye la recompensa de la interacción social como motivación. Los resultados de los experimentos dejan pues a la conducta motivada por la empatía como la explicación más clara y directa para el comportamiento observado.

Para emprender esa acción, no había pues ninguna otra razón que no fuese la de terminar con la angustia de los congéneres atrapados.

Como prueba del poder de este impulso altruista, otro experimento fue diseñado para que los roedores libres eligiesen entre liberar a su compañero o darse un festín de chocolate. Dos tubos fueron colocados en la jaula-vivienda con el roedor libre: Uno que contenía a su compañero, y otro que albergaba varios trocitos de chocolate. Aunque el roedor libre tenía la opción de comerse todo el chocolate antes de liberar a su compañero, el animal no mostraba una mayor tendencia a abrir el contenedor del chocolate antes que la puerta del tubo donde estaba atrapado su amigo.

Esto es una demostración inequívoca de que ayudar a su compañero era tan importante como pudiera serlo obtener una comida sabrosa sin tener que compartirla.

Al haberse establecido este modelo de comportamiento empático, los investigadores están ahora llevando a cabo experimentos adicionales. Debido a que no todas las ratas de laboratorio aprendieron a abrir la puerta y liberar a su compañera, los nuevos experimentos y análisis van encaminados a comparar estos individuos con los que sí se las arreglaron para liberar a su compañero, con el fin de buscar el origen biológico de las diferencias de comportamiento. Los primeros resultados sugieren que las hembras tienen más probabilidades que los machos de esforzarse con éxito en el reto de hallar un modo de liberar a su congénere. Esto último quizás refleja el importante papel de la empatía en la maternidad, lo que podría proporcionar otra vía de estudio.

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Jaak Panksepp es una autoridad internacional en el estudio de las emociones experimentadas por los animales. Foto: Washington State University.
El tema del altruismo de los animales lo conoce bien Jaak Panksepp, especialista en Ciencia del Bienestar Animal y profesor de Veterinaria y Anatomía Comparada, Farmacia y Fisiología, en la Universidad Estatal de Washington.

Panksepp cree que el Ser Humano no tiene el monopolio de las emociones, sino que la desesperación, la alegría y el amor son respuestas arcaicas y elementales que han ayudado a todo tipo de criaturas a sobrevivir y prosperar en el mundo natural.

Nacido en Estonia, Panksepp ha sido pionero en la investigación sobre cómo las emociones surgen de las partes profundas y más antiguas del cerebro. Y es un impulsor de una nueva especialidad científica que él define como "Neurociencia Afectiva". Ésta consiste en el estudio de los procesos básicos para crear y controlar los estados de ánimo, los sentimientos y las actitudes en personas y animales.

Panksepp denuncia que aún hay bastante oposición en la comunidad científica hacia la noción de que los animales tienen experiencias afectivas y que éstas pueden y deben ser estudiadas de manera empírica. Argumenta que, pese a ello, los avances recientes en neurociencia están permitiendo a muchos científicos examinar cómo los sentimientos de los animales influyen en su conducta, su memoria y su capacidad de aprendizaje.

Panksepp expresa sus fascinantes puntos de vista en esta entrevista realizada por la oficina de prensa de la Universidad Estatal de Washington y que nos brinda Eric Sorensen:


Los seres humanos creemos que somos los animales con los mejores sentimientos y seguramente con una mayor capacidad para la empatía que otras criaturas. ¿Es ésta una suposición errónea? ¿Por qué?

No cabe duda de que todos los animales tienen sentimientos. La ciencia lo apoya. Y todos nuestros sentimientos básicos más fuertes provienen de redes cerebrales que compartimos con todos los mamíferos. Lamentablemente, en la actualidad no podemos comparar científicamente la intensidad o la grandeza de los sentimientos entre especies.

Sin embargo, debido a que tenemos una mayor capacidad para pensar, podemos hacer más con nuestras emociones que otros animales. Podemos componer música, escribir poesía... Y debido a nuestras habilidades mentales superiores, tenemos también una mayor capacidad tanto para mostrar empatía hacia los extraños como también crueldad.

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Jaak Panksepp (derecha) con Eric Sorensen. Foto: Washington State University.

Si he entendido bien, la lógica de atribuir empatía a los animales nace de la forma en que nuestro cerebro refleja nuestra evolución. Nuestros pensamientos, y sentimientos de orden superior, radican en las capas externas más recientemente evolucionadas, pero la clave es que las emociones básicas están ubicadas a mayor profundidad, en el centro. Y aunque un animal tenga un cerebro más rudimentario, éste todavía ejerce funciones básicas que pueden incluir la empatía. ¿Es correcto?

De hecho, los mamíferos compartimos las herramientas básicas para los sentimientos y el aprendizaje y quizás incluso el pensamiento. La empatía se refleja en todos estos niveles. Pero nuestra capacidad de empatía probablemente se derrumbaría sin las emociones básicas que compartimos con otros mamíferos.

El contagio emocional, una forma primitiva de sentimientos de empatía, parece universal entre los mamíferos. La capacidad de imaginar lo que otros a nuestro alrededor piensan y sienten, parece estar mucho más desarrollada en nosotros que en cualquier otra criatura, salvo algunas como los delfines, cuyos cerebros son grandes y complejos, similares a los nuestros. De hecho, en los delfines ciertas áreas cerebrales, asociadas a las emociones, son mayores que las nuestras, y probablemente son necesarias para formas superiores de empatía y sentimientos positivos hacia los demás.

¿Por qué se resiste la gente a la noción de que los animales pueden tener experiencias afectivas?

No creo que los amantes de los animales tengan muchas dudas sobre el hecho de que estos tienen sentimientos. La mayoría de los científicos sí tiene un poco más de dudas. Hasta ahora, la comunidad científica no ha llegado a un consenso sobre cómo estudiar los distintos tipos de sentimientos básicos que tenemos los humanos, y que seguramente tienen muchos otros animales.

Los seres humanos podemos tener una mayor capacidad de compasión y de empatía debido en parte a nuestra conciencia, pero a veces nos comportamos peor que las ratas. Si se logra conocer a fondo la capacidad instintiva de la empatía en los demás animales, ¿este conocimiento nos ayudaría a ser más humanos en el sentido humanístico?

Sí, creo que cuanto más sepamos sobre las emociones de otros animales, más entenderemos nuestras propias emociones. Sin los sistemas emocionales arcaicos que compartimos todos los mamíferos, nuestra capacidad de conciencia estaría drásticamente mermada. Cuanto más sepamos sobre nuestras emociones animales, que sustentan al resto de nuestra maquinaria mental, más ideas tendremos acerca de cómo ser mejores personas.

martes, 7 de mayo de 2013

SUSURRADORES DE CABALLOS

Después de la película de "El hombre que susurraba a los caballos". Se ha puesto muy de moda el tema de la doma natural, aunque algunos siguen dudando si realmente es cierto o en realidad es una cosa de películas. Pues bien, la doma natural existe, es real y muy poca gente en el mundo esta capacitada para ejercerla.

Hace poco tiempo la BBC emitió en Inglaterra (uno de los países con mayor afición a la equitación) un reportaje sobre uno de los clinics de Monty Roberts uno de los mas famosos susurradores de caballos de Estados Unidos, después de la emisión recibió multitud de llamadas de aficionados diciendo que todo había sido un montaje televisivo.

La BBC ante estas llamadas decidió ponerse en contacto con Monty Roberts y filmar un reportaje mucho mas amplio, en el que Monty tenia tres días para lograr sin ningún tipo de fuerza o violencia que un Mustang salvaje aceptara montura, brida y jinete. Lo primero fue separar al mustang de la manada, este proceso le llevo a Monty un día entero, Monty consiguió separar el mustang y lo siguió a galope tendido y sin perderlo de vista durante muchos kilómetros, durante todo el día y noche, dandole de vez en cuando momentos de respiro al caballo para que pudiera comer y beber.

El segundo día el caballo amaneció muchos más tranquilo, había aprendido que el lugar mas seguro y confortable para él, era precisamente cerca de su perseguidor. El caballo ya no huía, no se dejaba tocar, pero se mantenía cerca todo el rato. El siguiente paso fue con un ayudante colocarse a los costados del caballo, en el momento que lo hicieron el caballo se sentía seguro, aunque todavía no permitía tocarle. Ya era hora de mostrarle lo que era una cabezada. Cuidadosamente Monty paso una simple cuerda por el cuello del caballo sin nudos y sin intentar sujetarlo para que el caballo no forcejeara. Paso a paso y de una manera sosegada Monty consiguió "convencer" al caballo para que confiara en él, hasta el tercer día en el que consiguió salir galopando con el Mustang demostrando que la doma natural es más funcional que el desbrave por la fuerza.

La Reina Isabel II de Inglaterra interesada por un articulo sobre los métodos de Monty, le hizo llamar al palacio de Buckingham y delante de varios miembros de la realeza Monty fue demostrando con cada caso que le presentaron: purasangres noveles, caballos resabiados etc. Sus técnicas de doma natural, ganándose así el reconocimiento de la Reina y de toda la realeza británica.
Hace más de un lustro Fernando Noailles empezó a ser conocido en España por su peculiar forma de adiestrar a los potros salvajes y su fama fue creciendo hasta ser un reconocido domador en España. En Sudamérica y su natal Argentina, su nombre ya es un mito. En su libro, que ha presentado hoy en Madrid, revela su atípico método que no sólo puede aplicarse en los potros salvajes, sino también en seres humanos
Vestido con su característico chaleco y su pañuelo negro al cuello no evitó emocionarse en la presentación de su obra. Un libro que resume su vida como domador y transmite sus principales vivencias en el mundo de los caballos. Noailles intenta transmitir en las páginas de Sentir, su método de "bienestar" para afrontar los tiempos de crisis e incertidumbres siempre siguiendo el ejemplo de los caballos a la hora de afrontar el peligro.
"Los caballos son seres gregarios, tienen sus leyes, sus normas y son felices. Si yo conozco lo que pienso y lo que siento podré ser feliz", dice el domador al recalcar que la clave está en "la energía vital" de cada persona y que debe primero aprender a domarse a sí misma.
A diferencia de la doma tradicional cuyo método se basa en el castigo, Noailles recomienda que primero se debe aprender a "hablar el lenguaje del caballo", que más que contener palabras es un intercambio de "energías". "Hay un momento en que tumbas al caballo y te relajas y la vez se relaja el caballo", describe como un momento único de comunicación entre el humano y el caballo y efectivamente, en su pagina web se puede observar como logra el control absoluto del animal con caricias y susurros

http://www.youtube.com/watch?v=Ac5BHEG38hA&feature=player_detailpage
En Catalunya en la población de Taradell (Osona) se encuentra Toni Arnal, especialista en Doma India Natural, un apasionado de estos bellos y nobles animales con los que comparte la mayor parte de su tiempo y cuya comunicación es simplemente espectacular, solo hay que verlo en acción
su enlace es el siguiente :


Enlace de vídeo :
http://www.youtube.com/watch?v=Ac5BHEG38hA&feature=player_detailpage

Apiterapia y Artritis Reumatoide

 Apiterapia (del latín apsis, abeja) Consiste en una terapia muy fuerte, seria y eficaz que utiliza el veneno de abejas para el tratamiento de muchas enfermedades, teniendo en cuenta la teoría de meridianos y puntos para su aplicación.

También utiliza los productos que este pequeño ser nos proporciona: miel, polen, propóleo, jalea real.

No en vano, Hipócrates la describió como 'la farmacia del cielo'.

¿Cómo funciona ?

El pinchazo de la abeja, es la única manera efectiva que se conoce para controlar, la cantidad justa de veneno y evitar que las poderosas "enzimas" se descompongan por efectos del oxigeno, calor o luz. Actualmente, en Estados Unidos, algunos investigadores están recién aplicándolo vía inyectable, por tanto aprovechemos las jeringas perfectas que la naturaleza nos proporciona y que son mucho mejores que aquellas que la mejor tecnología nos pueda brindar.

Para actuar, el apiterapeuta, ayudándose con una pinza metálica, toma por el tórax a la abeja obrera que tiene entre quince y veinte días de vida y dirige el aguijón hacia el punto previamente seleccionado e insensibilizado y hace una suave presión sobre la piel para que se clave. Luego se retira rápidamente a la abeja que deja su glándula del veneno, con la otra mano se saca el aguijón con una pinza fina cuidando de no tocar la glándula.

 Apiterapia y Artritis reumatoide :

La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune que ataca las articulaciones grandes y pequeñas de manera simétrica, ocasionando destrucción de los cartílagos, ligamentos y tendones y provocando deformidad articular.

En la actualidad se cuenta con muchos fármacos para controlar los síntomas de la enfermedad y el avance de la misma, pero los efectos adversos de los mismos son la mayor causa de abandono del tratamiento y como consecuencia recrudecimiento de la enfermedad.

Con apiterapia, los efectos adversos son mínimos y los resultados en cuanto a la detención de la enfermedad y control de los síntomas son muy alentadores.

Aquí les mostramos una secuencia de fotografías desde el día 1 hasta los 6 meses de tratamiento con apiterapia en una paciente con AR deformante.


2 meses de tratamiento
Día 1 de tratamiento



6 meses de tratamiento

La aplicación de apiterapia debe hacerse en un lapso de 12 a 15 meses para conseguir una mejora del 80% y el control del ataque autoinmune. 
Se utiliza la apitoxina de forma local (en las articulaciones comprometidas) y en puntos de acupuntura para reducir los síntomas asociados.
Además, se debe recordar al paciente que la dieta es un factor protector ante el ataque del sistema inmunológico, así es que el terapeuta debe recomendar una dieta vegetariana.


Otros tratamientos

  • Artritis reumatoide:
    Se supera la inflamación y el dolor
  • Artritis reumatoide juvenil:
    Recuperación de la movilidad.
  • Artritis traumática, Artritis psoriática:
    Efectividad: 85%, aplicaciones semanales varían entre cinco y quince, dependiendo de la antigüedad del mal.
  • Artrosis:
    • Supresión del dolor e inflamación
    • Efectividad: 85%, aplicaciones entre cinco y quince pinchazos semanales
  • Diabetes:
    Efectividad: 50%
  • Enfermedades Autoinmunes:
    Bloqueo del proceso degenerativo, recuperación total
  • Esclerosis Múltiple:
    • Bloqueo de proceso degenerativo, recuperación parcial
    • Efectividad: 75%. Aplicaciones semanales por uno o más años.
  • Esclerodermia:
    Bloqueo del proceso degenerativo, recuperación total
  • Osteoartritis:
    • Supresión del dolor e inflamación
    • Efectividad: 85%, aplicaciones entre cinco y quince pinchazos semanales
  • Lumbalgias:
    • Supresión del dolor
    • Efectividad: 100%, aplicaciones semanales: tres a cuatro.
  • Inflamación Nervio Ciático:
    • Supresión del dolor e inflamación
    • Efectividad: 100%, Aplicaciones tres picaduras a la semana
  • Discopatias:
    • Fin del dolor y de la inflamación
    • Efectividad: 100%, aplicaciones semanales tres a seis
  • Hombro congelado:
    • Recuperación total
    • Efectividad: 100%, aplicaciones semanales, tres pinchazos
  • Tendinitis:
    • Supresión del dolor y de la inflamación
    • Efectividad: 95%, aplicaciones semanales cuatro a siete.
  • Torticolis:
    • Recuperación total
    • Efectividad: 100%, aplicaciones tres picaduras semanales.

jueves, 2 de mayo de 2013

ENCONTRANDO EL CAMINO A LA FELICIDAD

Encontrando el camino a la felicidad

Solía pensar que había un camino hacia la felicidad, y que, si llegabas a ese camino, terminabas en algún lugar maravilloso, como si la felicidad fuese el destino. He estado en un montón de caminos, y aunque muchos de ellos conducían a lugares hermosos, aún no encontré el camino que me lleve a ese sentimiento maravilloso llamado felicidad.
La gente suele pensar que si encuentra la combinación correcta de factores externos, pueden encontrar la felicidad. Compran un montón de cosas nuevas, viajan a lugares interesantes, comen, toman, se drogan, o buscan a “alguien perfecto” que piensan que los va a hacer felices. La mayoría de ellos simplemente busca cambiar su estado emocional con objetos externos o acciones.

Camino a la felicidad

Desafortunadamente, el ser humano no funciona de esa manera. Por lo general, cuando buscas la felicidad fuera de ti mismo, ésta termina siendo temporaria. Puedes ser feliz al principio con tu nuevo auto, pero cuando deja de ser nuevo va a necesitar reparaciones, y vas a terminar pasando a otra cosa. Comer demasiado, tomar, o usar drogas traen consecuencias al día siguiente. La gente sigue intentando encontrar la combinación mágica fuera de sí mismos, y terminan usualmente decepcionados.
La felicidad no es un lugar específico, y no hay ningún camino mágico para encontrarla. Debe ser un propósito de vida. Es una combinación de aspectos emocionales, intelectuales y espirituales que viene desde el interior nuestro. Esto significa que nosotros creamos, en gran parte, las condiciones para nuestra propia felicidad. El camino a la felicidad está dentro de nosotros. Se fundamenta en cómo vemos nuestras propias vidas. La forma en que pensamos afecta nuestros sentimientos; debemos ser honestos al respecto. Cuando nos acercamos a las cosas con una actitud positiva, por lo general, nos sentimos mejor. Como la mayoría de los estados del ser humano, no nos sentimos de esta forma todo el tiempo. A veces la sentimos, a veces no. Todos tenemos altibajos. Esto significa que no existe la felicidad para siempre, a no ser que tengamos una vida de ejercicio espiritual permanente.

Encontrar la felicidad

Sin embargo, vale la pena buscar la felicidad a través de un programa de desarrollo personal. Creo que la felicidad es lo que obtenemos cuando estamos en sintonía con nosotros mismos. Es lo que experimentamos cuando vivimos la vida que deseamos que vivir, logrando cosas que queremos lograr, y, sobre todo, disfrutando en el proceso de hacerlo. Esto no significa ser narcicista. Todo esto incluye prestar atención a nosotros mismos, y lo que queremos para que nuestra vida esté físicamente, emocionalmente y espiritualmente bien. Esto también incluye prestarle atención al mundo fuera de nosotros, apreciando a otras personas y a la naturaleza. Si estás trabajando para ser la mejor persona que puedas ser, transformando tu conciencia, y estableciendo y cumpliendo los objetivos que son apropiados a tus valores, creo que estas en el camino a la felicidad. Es un camino que tú creas de acuerdo a como vives tu vida. La felicidad no es el punto final del viaje, es parte del proceso maravilloso de vivir la vida cotidianamente! El camino no es para llegar a ella, sino que es el camino en sí lo que realmente importa.
Por Hugo Landolfi